«Muchos de la comunidad judía, gente buena, pero eso no quiere decir que toda la comunidad tenga una especie de patente de corso para poder dañar un movimiento de transformación, nada más por sus ideales, sus pensamientos, su conservadurismo y, repito, su hitlerismo”.
«Una cosa es que tengan simpatías con los partidos conservadores y otra cosa es la mentira y la calumnia y el levantar falsos testimonios. Por eso la campaña e inventan cosas, y desde luego, en asuntos muy sensibles, como es el de la pérdida de vidas humanas, o el que extorsionan iglesias, son asuntos muy delicados, pero todos, o en la mayoría de los casos, con el afán de perjudicarnos. Luego, luego, la campaña contra nosotros. ¿Por qué callaron cuando se ordenaban las masacres (…) ¿Por qué esa hipocresía?».
Lo anterior, son las respuestas del presidente López Obrador frente a las manifestaciones que algunos de los líderes más importantes de la Iglesia Católica han planteado. Ello sumado a la agresión sin precedente y totalmente reprobable a la Comunidad Judía en México.
«Respetuosamente pedimos al señor presidente de la República, revise su proyecto de seguridad pública, porque no vamos bien, y esto es clamor popular. Nuestro tono es pacífico, pero alto y claro. Los abrazos ya no nos alcanzan para cubrir los balazos». Padre jesuita Javier “Pato” Ávila.
«Nunca será lícito ni legal que la autoridad civil claudique de su responsabilidad en materia de seguridad y paz social, para eso tienen el poder y uso legítimo de la fuerza; abrazos, no balazos es demagogia y hasta cierto punto complicidad, autoridades no fallen, cumplan su función, garanticen con hechos la seguridad».
“Esta realidad de violencia nos golpea, nuestro México está salpicando sangre de tantos muertos y desaparecidos, entre ellos 27 sacerdotes, incluidos los padres jesuitas que han sido asesinados por el crimen organizado, identificándose así con las miles de víctimas de nuestro pueblo que han tenido este fin”. Ramón Castro Castro, obispo de Cuernava y secretario general de la CEM.
«El asesinato de los sacerdotes jesuitas refuerza el llamado a examinar la estrategia de seguridad en México, pues vivimos una ola de violencia histórica: el número de asesinatos en lo que va del sexenio supera las 122 mil personas”. Arquidiócesis Primada de México.
«La sangre de Pedro, Javier y Joaquín se une al río de sangre que corre por nuestro país. Exigimos que las autoridades cumplan con su vocación y deberes. Queremos justicia y queremos paz. Queremos un México seguro y queremos ver el fin de esta vergonzosa impunidad». Luis Gerardo Moro Madrid, representante en México de la Compañía de Jesús.
«Cuando el Estado no tiene control territorial y permite que grupos armados lo controlen, a eso le llamamos Estado fallido, y tiene muchos años que desgraciadamente en México el territorio, las colonias, los barrios, los pueblos están siendo controlados por algún cártel y el Estado está ausente. La población en México estamos solos, abandonados a nuestra suerte, sometidos a la ley de la selva». Juan Luis Hernández Avendaño, rector de la Universidad Iberoamericana Campus Torreón, Coahuila.
«No es útil negar la realidad y tampoco culpar a tiempos pasados de lo que nos toca resolver ahora. Escucharnos no hace débil a nadie, al contrario, nos fortalece como nación. Todos somos mexicanos, todos necesitamos vivir en paz y concordia. Es responsabilidad de los gobernantes aplicar la ley con justicia para erradicar la impunidad, respetando los derechos humanos, pero procurando la seguridad de los ciudadanos y la paz social”. Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).
Aquí están las voces y propuestas de quienes quieren construir con la esperanza de ser escuchados y vistos como aliados, y no como enemigos.
Urge cambiar las respuestas desde Palacio Nacional o en los días por venir la sangre derramada seguirá cubriendo a decenas de familias cada día.
La seguridad no tiene partidos ni religión. La paz es un anhelo, una exigencia y a ratos una utopía, una utopía que puede y debe hacerse realidad.

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