En un rancho del estado de Oregón, en Estados Unidos, un tal Bhagwan Shree Rajneesh, maestro espiritual hindú, fundó una comuna en la se vivía con arreglo a sus propias leyes. Bhagwan Shree Rajnees (que más tarde se haría llamar Osho, para facilitar las cosas) era una suerte de gurú que en la década de 1980 alcanzó bastante popularidad en Estados Unidos, incluso entre las clases más pudientes.

Tanto es así que acumuló una pequeña fortuna que le permitió dar rienda suelta a sus disparates. Sus enseñanzas promulgaran la pobreza material como forma de elevación espiritual, pero él se hacía fotografiar con toda clase de riquezas y conducía coches Rolls Royce (llegó a tener 94 y tenía planeado llegar a los 365, uno para cada día del año). Según él, esta ostentación no era para beneficio propio sino para lanzar provocaciones al materialismo de la sociedad americana. Algo así como organizar un genocidio para reivindicar que se suprima la pena de muerte.

Lo sorprendente es que sus seguidores se lo creían. Como también se tragaban todas sus extravagantes enseñanzas sobre el sexo abierto y sin complejos, que convirtieron la comuna en una especie de Sodoma y Gomorra a ojos de las localidades vecinas, que cada vez se mostraban más recelosas de la secta.

Lo que había comenzado siendo una humilde comuna de agricultura orgánica, pues, pasó a convertirse en algo mucho más serio. En tres años de existencia, la comuna ya era de pleno derecho una ciudad, aunque inicialmente el terreno era calificado de rural. Y es que esta pseudociudad tenía 7.000 habitantes, disponía de su propia policía (la Fuerza de Paz de Rajneeshpuram) y cuerpo de bomberos, restaurantes, centros comerciales, transporte público, depuradora de agua, embalse y hasta su propio aeropuerto, que contaba con una pista de aterrizaje de un kilómetro.

Finalmente, a pesar de las protestas de los habitantes de Oregón y de numerosas agrupaciones religiosas, el rancho que habitaba la secta llegó a constituirse como una ciudad independiente en 1982, pasando a llamarse municipio de Rajneeshpuram. Más seguidores de la secta entraron a vivir en una ciudad situada a sólo 30 kilómetros del rancho, Antelope, que aumentó drásticamente su censo a causa de la invasión de rajneeshees.

Tras unas elecciones en Antelope, el nombre de Antelope fue sustituido por el de Rajneesh, ya que los rajneeshees habían ganado por 57 votos a favor frente a los 22 en contra: los autóctonos eran minoría. Para evitar esta expansión religiosa, el estado de Oregón presentó una demanda en 1983 contra la constitución de Rajneespuram como ciudad. Los rajneeshees, entonces, contraatacaron con un plan para hacerse con el control político de todo el condado de Wasco, de unos 20.000 habitantes. Para ello necesitaban conseguir dos de los tres asientos en la corte del condado y la oficina del sheriff.

El plan era tan maquiavélico que nadie daba crédito a lo que estaba presenciando. Ni siquiera en una película de serie B hubiera sonado verosímil. La primera etapa del plan consistía en importar a miles de personas hasta Rajneeshpuram para inflar el censo electoral artificialmente con nuevos votantes partidarios de la secta. Para convencer a tanta gente de algo tan descabellado, se les ocurrió lo que ellos llamaron programa Share-a-home (compartir un hogar), que hacía un llamamiento a vagabundos para que se mudasen a la comuna, donde se les prometía una vivienda y comida sin la necesidad de trabajar por ello. El programa no pudo llevarse a cabo porque, en el último momento, el condado de Wasco impugnó este método, ya que los nuevos votantes no eran naturales del lugar.

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Lejos de rendirse, la secta optó por métodos más expeditivos. Ya que no podían aumentar su población, reducirían la población de los contrarios a sus ideas. El 24 de septiembre de 1984, 150 personas enfermaron súbitamente de gastroenteritis aguda. Poco después, los casos se elevaron hasta 751. Todos los enfermos, independientemente de su edad, tenían los mismos síntomas: vómitos, diarreas, náuseas, fiebre, dolores de cabeza, etc. Tal y como habían revelado los análisis de laboratorio, todos habían sido víctimas de la Salmonella Entérica Typhimurium. Lo cierto es que no se pudo implicar a los seguidores de Osho como los responsables de esa epidemia, pero la mera sospecha provocó que los habitantes del condado de Wasco se lanzaran en masa, obteniendo la mayor participación electoral conocida, únicamente para evitar que los rajneeshees obtuvieran alguno de los puestos a los que aspiraban.

Lo consiguieron, pero los habitantes de Wasco todavía no respiraban aliviados: ahora la paranoia se había apoderado de todos ellos y creían que, como venganza, la secta efectuaría algún otro envenenamiento todavía más peligroso, quizá contaminando el suministro de agua con algún veneno mortal. El congresista James H. Weaver alimentó esta paranoia desconfiando públicamente de la versión oficial de los hechos.

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Finalmente, se descubrió que la secta disponía de instalaciones de producción de agentes bacteriológicos a gran escala, donde también se hallaron manuales para la fabricación de explosivos y guerra biológica, así como los detalles de un plan para asesinar al fiscal del estado. Lo que verdaderamente sobrecogió a la población fue el hallazgo de muestras de salmonella en el laboratorio de la secta que coincidían con los del brote que había afectado a los restaurantes locales. Los rajneeshees llamaban “la salsa” a este líquido ligeramente marrón contaminado de salmonella que se habían dedicado a repartir en diferentes lugares, sobre todo en los buffet de ensaladas de 10 restaurantes de The Dalles, la sede del condado.

Osho, sin embargo, salió impune del ataque de salmonelosis y sólo fue declarado culpable de infringir leyes de inmigración, por las que fue condenado a una multa de 400.000 dólares y deportado de Estados Unidos. Otros miembros de la secta sí que fueron condenados a penas de cárcel, la más larga de las cuales fue de 20 años. Pero la mayoría de los seguidores de Osho, presuntamente, no estaban al corriente de estos tejemanejes delictivos. El rancho donde estaba ubicada la micronación sectaria de Osho fue desarticulado y vendido en 1985 por el Estado de Oregón a la organización cristiana Young Life.

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Osho murió a la edad de 58 años debido a una insuficiencia cardiaca. En su epitafio se puede leer: “OSHO, nunca nacido, nunca muerto. Únicamente visitó este Planeta Tierra entre el 11 de Diciembre de 1931 y el 19 de Enero de 1990”. Su legado continúa a manos de muchos de sus seguidores repartidos por todo el mundo, aunque inspirándose sólo en las partes menos controvertidas de su filosofía. Muchos de los 650 libros atribuidos a Osho se han convertido en best-sellers y se han traducido a 55 idiomas.

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