Un tiradero al cielo abierto representa un foco de contaminación en Yautepec, Morelos; el sitio de disposición final tiene poco tiempo, alrededor de cinco años y en ese lugar convergen niños, mujeres, hombres y adultos mayores que buscan llevar sustento a su hogar en un trabajo que es difícil por las condiciones.

Son 50 toneladas de basura las que se reciben diario. A pesar de que hay control sobre residuos, es un riesgo de salud, pues los productos que cosechan en cultivos podrían contaminarse.

No reciben material tóxico; de una manera controlada y responsable se lleva a cabo la disposición de esos residuos sólidos, pese a ello este lugar representa un riesgo de salud para las personas, pues al lado hay cultivos y los productos que ahí se cosechan podrían estar contaminados.

Además, los pepenadores que ahí trabajan ya recienten los estragos, quienes laboran entre animales muertos, moscas y bajo el rayo del sol. La señora Roselia Hernández Rojas, con 20 años trabajando con la basura, asegura que es pesado, “pero se acostumbra uno”, dice.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en México el 87% de los tiraderos de basura son asilo abierto y solo el 13 son rellenos sanitarios, por ejemplo, aquí llegan muchas toneladas al día.

La pequeña Dulce, nieta de Roselia, estudio hasta tercero de primaria y desde hace cuatro años trabaja de lunes a domingo de 8 de la mañana a 6 de la tarde. “Yo quisiera seguir estudiando, pero ahorita no se puede. Ya después, cuando se pueda, pues ya”, dice la adolescente de 13 años, quien aporta dinero a su cada.

Según el INEGI, en México hay 2.5 millones de pepenadores que día con día trabajan para sobrevivir sacando cartón, PET y vidrio, entre otros artículos para vender y así poder llevar un sustento a sus familias.

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