Computadora portátil corriendo un programa malicioso mientras alguien digita.

Para ganarse la confianza de los clientes en los ‘market places’, estos personajes usan facturas o guías falsas en medio de su estafa

La pandemia por covid-19 no solo trajo consigo una crisis sanitaria sin precedentes en la historia reciente de la humanidad, sino que en medio del caos también se presentaron nuevas oportunidades de crecimiento para algunos sectores de la economía como las compras por internet o e-commerce (comercio electrónico).

De acuerdo con Euromonitor International, solo en Latinoamérica se evidenció un incremento del 66 % en las compras por medio de plataformas tecnológicas tales como Mercado Libre, Linio o Market Place. Este número porcentual se traduce a más de 66.765 millones de dólares en ventas de e-commerce en 2020 en la región.

Sin embargo, con el crecimiento de las ventas digitales también aumentaron los casos de fraude electrónico con cientos de miles de personas estafadas por personas o negocios en internet.

¿Cómo se da el fraude electrónico por medio del e-commerce?
Según la ley federal de Estados Unidos, un fraude electrónico es todo acto ilegal realizado por una o varias personas con ayuda de algún dispositivo con una conexión a internet. Ya sea un celular o un computador, cualquier actividad por fuera de la ley en la que se haya usado el internet como medio de la estafa se puede considerar como un fraude electrónico.

En el caso del fraude electrónico por medio del e-commerce las víctimas caen al pagar por un producto que simplemente nunca llegará. Para esto, los delincuentes se valen de una estrategia de ingeniería social para hacerse con la confianza de las personas y así “obligarlas” a que consignen el dinero como condicional para recibir el producto. Por supuesto, este nunca llega al comprador.

Las otras víctimas
Ahora bien, además de los clientes estafados existe también un grupo de empresas que se ha visto afectadas a causa del fraude electrónico y del mal uso de su nombre: las compañías de servicios logísticos.

Por supuesto, al ser una acción meramente digital en la que el cliente nunca ve frente a frente al vendedor (delincuente), el segundo puede aprovechar esta ausencia de contacto visual para convencer a la persona de que su producto llegará con ayuda de un tercero, que en este caso son las empresas de mensajería.

“Dichos envíos nunca se efectúan por parte del vendedor ya que se valen de falsificaciones de pruebas de entrega, facturas de venta, entre otras simulando haber realizado los envíos”, explica Inter Rapidísimo, una de las empresas afectadas por la suplantación de su imagen en medio de las transacciones.

Según pudo conocer Infobae, el modus operandi utilizado por los delincuentes para convencer a sus víctimas al otro lado de la pantalla es por medio del envío de las denominadas “guías”, un documento que con el logo y características propias de una factura de envíos original hacen creer a las personas que su entrega es segura. Finalmente se dan cuenta que no era así.

Según documentos a los que tuvo acceso este medio, son varias las denuncias de personas que han increpado a la compañía, con las supuestas guías de envío como pruebas, después de que los delincuentes usaran su nombre como valor de confianza para que las víctimas no sospecharan sobre el fraude en el que habían caído.

Recomendaciones para no caer en estafas
A continuación Infobae trae algunos consejos que pueden servir para evitar caer en este tipo de trampas:

1. Verificar la identidad y reputación del negocio o vendedor en la tienda virtual.

2. Solicitar a la tienda toda la información necesaria en relación con las características del producto que está adquiriendo y de las garantías de calidad del mismo.

3. Y lo más importante: procurar comprar en comercios que cuenten con la opción de pago contra entrega especialmente si es la primera vez que se adquiere un producto con la empresa.

Fuente: Infobae

Facebook
Twitter