Investigadores de la Universidad de Michigan contrastaron estudios anteriores que postulaban que el frío actuaba como factor determinante. Cuáles fueron los nuevos hallazgos
En los últimos años, la psicología se han interesado cada vez más en la forma en que los conceptos abstractos pueden incorporarse a experiencias físicas. Estudios científicos anteriores había determinado que los individuos que experimentaron frialdad física se sentían más solos que los individuos que no la experimentaban.
La idea teórica que subyace a la conexión entre las temperaturas físicas y la soledad se basa en investigaciones y teorizaciones recientes en la cognición social. Los conceptos abstractos como la cercanía social versus soledad están vinculados a conceptos físicos en la red asociativa de la mente humana.
Esta red asociativa se desarrolla presumiblemente a través de experiencias tempranas que llevan al calor físico o frialdad a asociarse estrechamente con la conexión o el aislamiento interpersonal. Un posible mecanismo es que la protección y el calor físico brindado por los padres o cuidadores en la primera infancia se asocian con una mejor conexión psicológica y social.
Sin embargo, un grupo de investigadores de la Universidad de Michigan, EE.UU. liderado por la especialista en psicología Jessica Wortman, decidieron replicar análisis anteriores bajo nuevas condiciones para lograr contrastar la información obtenida en el pasado.
Este estudio de la Universidad de Michigan fue una réplica casi exacta del realizado por los especialistas Bargh, J. A., & Shalev, I, en 2012 con un tamaño de muestra que fue aproximadamente cinco veces mayor que el original, combinado las dos condiciones relevantes del estudio anterior.
La investigación de 2012 había planteado la hipótesis de que experimentar frialdad física conducirá a los individuos a reportar una mayor soledad que si experimentaran calor físico. Para comprobarlo, llevaron a cabo un experimento en el que mostraron que los participantes que sostenían una compresa fría informaron un rasgo de soledad más alto que los participantes en la condición cálida. La muestra incluyó 75 participantes.
En esta nueva investigación optaron por trabajar con procedimientos que eran muy similares a los utilizados por otros investigadores, pero con un tamaño de participantes mucho mayor, para eso realizaron las pruebas sobre 260 estudiantes universitarios.
“Encontramos que no había diferencia entre las condiciones, un hallazgo que no pudo replicar el estudio original”, señaló la autora principal. Las personas que tenían sensaciones de frío no informaron que se sentían más solas que quienes percibían lo contario. Sostener una compresa fría en lugar de una caliente tampoco afectó los rasgos de personalidad de los individuos.
“En general, sugerimos que es necesario realizar más investigaciones para determinar si existe una conexión entre la calidez física y la calidez interpersonal, pero por nuestras conclusiones esa afirmación debería descartarse, aseguró Wortman .
“Nuestras estimaciones del tamaño del efecto fueron cercanas a cero y fueron más precisas que la estimación del tamaño del efecto del estudio original”, describió la especialista de la Universidad de Michigan.
Existen muchas explicaciones potenciales para la discrepancia entre estos hallazgos de ambos estudios científicos. Algunos autores han sugerido que los efectos pueden ser sensibles a variaciones en los procedimientos experimentales o moderadores teóricamente relevantes, lo que hace que sean difíciles de detectar.
Una posibilidad basada en investigaciones más recientes es que los estilos de apego de los participantes pueden influir en su susceptibilidad a los efectos de preparación fría versus cálida. Investigadores encontraron, por ejemplo, que los niños con apego seguro eran más prosociales en un aula relativamente cálida que en un aula relativamente fría. Sin embargo, no hubo ningún efecto de la temperatura del aula sobre el comportamiento prosocial para niños con apego inseguro.
“Es más probable que se encuentren efectos de temperatura en muestras de participantes unidos de forma segura -indicó Wortman-. Por lo tanto, los estudios futuros deberían probar si las variables de apego de los adultos moderan el efecto de las compresas frías sobre la soledad en experimentos posteriores”.
También es posible que sutiles diferencias en los procedimientos entre el estudio original y el último puedan explicar nuestros resultados nulos. “Aunque replicamos el estudio lo más fielmente que pudimos -advirtió Wortman-, lo hicimos en un laboratorio utilizando una computadora para recopilar las respuestas de la encuesta y con una muestra extraída de diferentes poblaciones de estudiantes de la Universidad Estatal de Michigan frente a estudiantes de Yale”.
Además, los participantes llegaron al laboratorio en grupos pequeños pero estuvieron en habitaciones separadas durante el experimento. No obstante, las diferencias en el contexto social del entorno experimental podría haber sido un factor. Finalmente, usaron una manipulación ligeramente diferente del frío versus el calor, confiando en reguladores de temperatura de manos en lugar de paquetes calentados o enfriados.
La sensibilidad de la temperatura
También existe la posibilidad de efectos moderadores con implicaciones en el mundo real en cuanto a la asociación entre frío y soledad. Estos moderadores potenciales sugerirían que los efectos experimentales dependen de varios factores aparentemente auxiliares.
Si la capacidad de detectar los efectos de la compresa caliente frente a la compresa fría depende de este tipo de factores, existen limitaciones en la generalización de los efectos. Esto socavaría las afirmaciones sobre la importancia práctica de los efectos primarios fríos / cálidos sobre el rasgo de la soledad formuladas en Bargh y Shalev debido al efecto incontrolable en el mundo real.
“Otros estudios han mostrado vínculos entre el calor físico y el frío en otros dominios, como la estimación de la temperatura de una habitación o el calor de un experimentador”, detalló Wortman.
No obstante, “el estudio actual sugiere que los investigadores deberían tener cierta precaución al citar los hallazgos originales porque la evidencia que respalda la idea de que sostener objetos fríos aumenta el rasgo de la soledad podría no ser clara”, concluyó la especialista.
Fuente: Infobae