A raíz de la pandemia creció la llegada de personas o vecinos que venden su ropa, calzado o pertenencias en los alrededores del tianguis de Ciudad Chapultepec ante la necesidad de generar recursos; sin embargo, esto ha afectado a los comerciantes quienes exigen a las autoridades del Ayuntamiento de Cuernavaca poner orden.

Ángel Manjarrez Sánchez, representante del Tianguis de Ciudad Chapultepec tercera sección, comentó que a raíz de la pandemia han llegado amas de casa o los mismos vecinos, en sus garajes o afuera de sus viviendas, han instalado puestos o bazares.

Esto ha generado que las personas piensen que es parte del tianguis o que éste ya creció significativamente.

El líder tianguista indicó que en parte es entendible porque la pandemia ha pegado a todos y la gente busca la forma de generar ingresos para poder sostener a sus familias.

Este tipo de puestos que no forman parte del tianguis de Ciudad Chapultepec han crecido en un 40 por ciento y sin duda han venido afectando a los tianguistas, además de que las ventas siguen bajas.

“No están en una agrupación para que haya un respeto y una comunicación y planeación para que podamos nosotros trabajar cómo se debe; además de que ha venido mucha gente nada más para robar”, dijo.

El líder de comerciantes comentó que ya ha habido algunas reuniones con las autoridades del Ayuntamiento de capitalino para pedirles que pongan orden, ya que la anterior administración municipal dejo todo abandonado.

Invitó a personal de licencias y reglamentos a visitar el tianguis y poner orden, sin embargo, dijo es difícil porque los trabajadores o inspectores no acuden porque padecen la falta de pago.

Resaltó que los robos han aumentado en el tianguis, recientemente a una comerciante la asaltaron y la despojaron del dinero de su venta, por lo que se están organizando para protegerse.

Crearon un grupo de WhatsApp para estar comunicados permanentemente, además de reportar cualquier situación sospechosa o de auxilio.

Ana contó a El Sol de Cuernavaca que cuando inició la pandemia cerró su jefa el negocio, luego de unos meses abrió pero le pagaba la mitad y a veces le pagaba atrasado, al final la despidió, buscó trabajo pero no encontraba por lo que se dio a la tarea de vender su propia ropa y la de sus hijos, hay veces que no vende nada.

“Mi esposo gana muy poco, no nos hemos podido recuperar pero buscó la manera de ayudar, visitó varios tianguis”, dijo.

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