Durante tres agotadores años, Lauren Lockwood intentó que su hijo Rex durmiera toda la noche. Cuando era bebé, no podía dormir sin que una manta lo cubriera por completo para aislarse del mundo exterior. A los 2 años, a veces tardaba horas en dormirse —y su mamá también—, y luego se despertaba de golpe, aterrorizado por pesadillas que le hacían gritar de pánico.

Durante años, Lockwood, una enfermera partera que trabaja con un grupo de madres primerizas en su casa de Oakland, California, experimentó con toda una serie de enfoques a la hora de dormir.

De bebé, le dejaba llorar para que aprendiera a dormirse solo. A medida que crecía, se tumbaba a su lado durante horas cada noche. Finalmente, contrató a un asesor del sueño que creó otro plan que no resolvió el problema. Cuando Rex cumplió 3, Lockwood, con otro bebé en camino, estaba agotada y desesperada.

Entonces leyó sobre la melatonina, una hormona liberada por la glándula pineal que ayuda a regular el ciclo del sueño. La melatonina se vende como suplemento dietético en las farmacias y se comercializa para los niños en forma de comprimidos masticables, líquidos con sabores y gomitas. “Pensé que tal vez solo necesitaba una pequeña ayuda”, dijo Lockwood.

Lockwood contó que desde la primera noche su hijo, “se convirtió en un niño totalmente diferente”. Le dio una pastilla de melatonina y le leyó un cuento, y se durmió casi inmediatamente. “Nuestro plan era usar la melatonina durante dos semanas y dejarla”.

Seis años después, sigue tomándola todas las noches.

A lo largo de la historia, los padres han buscado el secreto para que la hora de dormir traiga tranquilidad: dormir juntos, dormir separados, la guerra de voluntades del “método Ferber”, ofrecer peluches y chupetes y leche caliente, incluso gastar $1,600 en un moisés “inteligente” que responde a los llantos del bebé con ruido blanco (tranquilo) y movimiento.

En los últimos años, los suplementos de melatonina se han convertido en una ayuda para el sueño infantil cada vez más común, que en Estados Unidos no requieren receta médica y solo están ligeramente regulados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA).

En 2021, los estadounidenses gastaron $1,090 millones en suplementos de melatonina, un aumento de casi el 150% con respecto a las ventas de 2018, según datos proporcionados por NielsenIQ. Mientras, el número de informes de intoxicación por melatonina que involucran a niños pequeños —lo que significa que ingirieron dosis excesivas— se duplicó con creces desde 2017 hasta 2021, según la Asociación Americana de Centros de Control de Envenenamiento.

Hubo unos 46,300 reportes de intoxicación en niños de 5 años o menos en 2021, en comparación con casi 19,400 en 2017. Los síntomas potenciales de una sobredosis incluyen dolores de cabeza, mareos e irritabilidad. Solo un puñado de los incidentes reportados condujeron a problemas médicos importantes.

“Esto habla del amplio uso de la melatonina. Se ha extendido a niños cada vez más pequeños”, afirmó la doctora Judith Owens, codirectora del centro del sueño del Hospital Infantil de Boston y profesora de neurología de la Escuela de Medicina de Harvard. “Lo que me parece especialmente alarmante es que los pediatras lo recomienden como una solución rápida. Envía a los padres, y luego a los niños mayores, el mensaje de que si no puedes dormir, tienes que tomar una pastilla”.

La Academia Americana de Medicina del Sueño desaconseja el uso de la melatonina para el insomnio crónico, tanto en adultos como en niños, y pronto publicará un aviso de salud pública en el que se indicará que la melatonina no debe usarse en niños sin la supervisión de un médico, señaló el doctor Muhammad Adeel Rishi, copresidente del comité de seguridad pública de la academia y especialista en sueño de la Universidad de Indiana.

“La mayoría de las veces el insomnio en los niños es un problema de comportamiento, y está relacionado con su rutina a la hora de acostarse, el acceso a los aparatos electrónicos a la hora de irse a la cama y otras actividades en las que se concentran en lugar de dormir”, dijo Rishi. “A menudo se puede tratar sin medicación, con intervenciones conductuales”.

Rishi atribuye el reciente aumento del uso de melatonina en los niños, en parte, a los esfuerzos de marketing de los fabricantes de suplementos, incluyendo productos como las gomitas enfocadas específicamente a los niños. Pero también cree que la pandemia ha generado una “creciente epidemia de insomnio”.

“Estamos atravesando una época muy estresante como sociedad. Y esto está disponible en el estante, por lo que es de fácil acceso. Los padres suelen tomarlo. Y se supone que es seguro”, añadió Rishi. “Es una especie de tormenta perfecta”.

Pero, a pesar de las preocupaciones sobre la melatonina, también cuenta con defensores acérrimos entre los especialistas del sueño y los pediatras, lo que crea un mensaje confuso para los padres que buscan una solución para el problema de sueño que sufren sus hogares.

El doctor Rafael Pelayo, profesor de la división de medicina del sueño de Stanford Medicine, afirmó que considera que la melatonina es una herramienta útil para tratar los trastornos del sueño en los más jóvenes. “Simplemente le dice al cerebro que se acerca la noche”, dijo. “Creo que el verdadero problema no es que se utilice en exceso, sino la gran cantidad de problemas de sueño que padecen los niños”.

“Una pequeña mejora en el sueño del niño”, añadió, “puede tener un impacto dramático en la familia”.

Pelayo dijo que, a veces, recomienda la melatonina para los pequeños, mientras la familia implementa cambios de comportamiento para abordar un problema subyacente. Muchos niños se las arreglan sin ella una vez que aprenden a dormir por sí mismos, aseguró, pero algunos acaban tomándola durante largo tiempo. Dijo que funciona mejor para los niños que tienen problemas para conciliar el sueño, más que para los que se despiertan con frecuencia durante la noche.

La melatonina es un tema de conversación candente en grupos de Facebook como The Mamahood-SF Bay Area, del que es miembro Jill Kunishima. Kunishima probó por primera vez la melatonina para su hijo por sugerencia de su pediatra. Había dormido bien hasta que empezó preescolar a los 3 años. El horario de la siesta en la escuela alteró su rutina de sueño, y se quedaba despierto hasta casi las 10 de la noche.

“Al día siguiente era un desastre. Entramos en su habitación por la mañana y estaba todo malhumorado”, contó Kunishima, que vive en Oakland.

El pediatra le recomendó una pastilla de melatonina de un miligramo durante una o dos semanas, y la hora de acostarse de su hijo volvió a ser las 8:30 p.m. “Consiguió que su cuerpo se calmara”, dijo. “Era justo lo que necesitaba”. Pero cuando le retiró la pastilla, el problema comenzó de nuevo.

Cuando Kunishima regresó al médico con su hijo, el pediatra le dijo que no se preocupara. “’Si eso es lo que te va a ayudar con tu vida, sigue adelante’”, recordó las palabras del médico. “Pero ahora tiene 6 años, está en primer grado, y sigue usando la pastilla”.

Los estudios sugieren que la melatonina parece ser segura para el uso a corto plazo en los niños, pero hay poca información sobre los efectos a largo plazo, según los Institutos Nacionales de Salud. Dado que la melatonina es una hormona, a algunos expertos les preocupa que su uso pueda retrasar la pubertad, aunque las pruebas son escasas. Otros posibles efectos secundarios son la somnolencia, la incontinencia nocturna y la agitación.

Debido a que la melatonina es considerada un suplemento en los Estados Unidos —y no un medicamento— la calidad y los niveles de dosis pueden variar ampliamente. Un estudio de 2017, que analizó 31 suplementos de melatonina, encontró que los niveles reales de melatonina variaban desde menos de una quinta parte hasta casi cinco veces la dosis indicada en sus etiquetas.

Uno de cada cuatro productos analizados también contenía serotonina, una hormona que puede tener graves efectos secundarios incluso en dosis bajas.

Owens dijo que le preocupan los adolescentes y adultos jóvenes que han estado tomando melatonina durante una década o más, cuyos efectos aún se desconocen. “Siempre que se recomiende o recete una medicación para el sueño, hay que tener una estrategia de salida. ¿Cuál es tu punto de referencia para decidir que vamos a dejar esta medicación?”, se preguntó.

“Tengo pacientes que piden su pastilla para dormir cada noche, y eso me produce escalofríos”.

También le preocupa que la Academia Americana de Pediatría no haya publicado directrices oficiales sobre el uso de la melatonina en niños, dado que los pediatras recomiendan con frecuencia la melatonina como ayuda para dormir y en pacientes cada vez más jóvenes, a veces a partir de los 6 meses.

Lockwood afirmó que su hijo, que ahora tiene 9 años, sigue tomando un cuarto de miligramo de melatonina cada noche antes de acostarse. Es una dosis tan pequeña que, se pregunta, si tal vez esté experimentando un efecto placebo, pero los esfuerzos por retirársela reavivan su insomnio.

En el grupo de madres primerizas de Lockwood, en Oakland, el sueño suele ser el principal tema de conversación. “Es algo que nos consume como madres”, dijo. “Lo que me pasó a mí fue que nadie me ayudaba y nadie me daba una solución”.

“A veces me pregunto si va a tener que seguir haciendo esto durante toda su vida”, añadió. “Pero ya no me martirizo. Funciona, y él es feliz”.

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