“El Tao debe ser vivido, para ser comprendido”. Esta es una de las premisas para recorrer este sendero de iluminación y conocimiento interior, basado en el objetivo primordial de cuidar y respetar la vida.

El pensamiento occidental contiene un enfoque práctico hacia la productividad de la vida moderna. Sin embargo, algunos de sus predicados nos impiden explorar formas más sensibles y elevadas para conectarnos con el todo universal, pues el ejercicio de la racionalización es limitado y nos entrega una visión fragmentada de la vida. 

La experiencia de la realidad se debe complementar desde la intuición, si queremos lograr despegar de la dimensiones lógica y aprender a volar en libertad hacia el sentido esencial de la existencia. 

Más allá de los datos fácticos y la metodología cualitativa o cuantitativa, existen otras posibilidades de “sentir”. Recordemos que dentro de nosotros habita un “maestro interno”, cuya sabiduría natural nos lleva a descubrir un nuevo camino sin tantas creencias limitantes impuestas por la propia mente. 

Si somos conscientes al momento de romper estas cadenas, sin duda estaremos realizando nuestro propósito principal, que no es otro que el de descubrir nuestra propia divinidad. 

Por el contrario, la filosofía oriental utilizó otros caminos para convivir sin divisiones con la naturaleza y los agobiantes prejuicios morales, aprendiendo a realizar las metas, sueños y objetivos. Además, alcanzando el privilegio de gozar de una buena salud física, emocional, mental y espiritual, reflejada en una vida sencilla y plena. 

El Tao como camino

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El Tao es una enseñanza pura, tradicional y filosófica oriental que nació aproximadamente hace 30 siglos en China. Su precursor fue Lao Tse, un maestro de taoísmo quien escribió el libro Tao Te Ching, una recopilación de enseñanzas basadas en sus observaciones de la naturaleza junto con el concepto de que el ser humano es parte activa de la misma. Por ende, tiene que ser honrada. 

“El Tao debe ser vivido, para ser comprendido”. Esta es una de las premisas para recorrer este sendero de iluminación y conocimiento interior, basado en el objetivo primordial de cuidar y respetar la vida.

Para empezar a comprenderlo, recordemos que uno de los símbolos más emblemáticos y conocidos del taoísmo es el Yin y el Yang. Aquella dualidad de todas las cosas, representada en un círculo dividido en dos partes: blanco y negro. 

Cada una de ellas contiene la semilla de su contrario, ilustrando cómo lo claro y lo oscuro, el exterior y el interior, lo masculino y lo femenino habitan en sí mismos, complementándose para generar la fuerza de la vida. 

Todo cambia permanentemente, se destruye y construye con el fin de mantener el equilibrio. Al comprender y aceptar estos conceptos, entonces es posible fluir con las constantes transformaciones de la existencia. 

Los tres caminos del Tao hacia la liberación

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Esta disciplina se compone de tres aspectos fundamentales para su desarrollo integral. En primer lugar, el Tao de la Respiración. 

Los seres humanos contamos con la habilidad inherente de la respiración, que nos suministra el oxígeno necesario para vivir. Al aspirar generamos energía vital que es distribuida por el cerebro hacia el cuerpo y, al expirar desintoxicamos y expulsamos elementos que son nocivos para nuestra salud.

En segundo lugar, está el Tao Nutricional. Somos lo que comemos. Por eso, los taoístas clasifican la alimentación en cinco sabores esenciales ligados con los elementos de la naturaleza: dulce (fuego), salado (agua), agrio (madera), amargo (fuego) y picante (metal). 

Lo ideal es crear un balance entre el Yin que representa los alimentos frescos y fríos, mientras el Yang aquellos alimentos tibios y calientes que estimulan los órganos vitales proporcionando energía al cuerpo. 

El orden para mantener un balance es consumir como aperitivo la comida dulce, luego la picante y salada, después los ácidos y los amargos, sin olvidar masticar los alimentos despacio y sin ansiedad. 

Por último, el Tao Sexual o Tantra, que concibe el acto sexual como una acción sublime más allá de la unión física. Una amorosa comunión, cuyo deseo y pasión abre portales multidimensionales para ser recorridos por ambos amantes, los cuales aprenderán a compartir e intercambiar su energía vital y sagrada generando una nueva e iluminada conciencia.

Lo anterior se alcanza mediante la práctica de la continencia sexual, es decir, muy pocas eyaculaciones seminales en el hombre y, en la mujer implica superar sus temores hacia su propio erotismo y la consecución de orgasmos continuados hasta alcanzar un éxtasis más prolongado. Estas técnicas ancestrales benefician grandemente la calidad de los pensamientos y la fuerza espiritual de la pareja.

Navegando con el Tao

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El camino del Tao está contenido en intenciones bondadosas, constructivas y optimistas. La mayoría de los compañeros y compañeras que hemos recorrido por casi 30 años estas prácticas, logramos consolidar una versión de nosotros mismo más simple y sosegada. Aquí, algunas reflexiones que nos dejan estas experiencias.
 

– El objetivo principal del Tao, es preservar nuestra salud física, emocional y mental, al unificar la energía de la calma y la serenidad con todos los seres vivos del planeta. 

– Adquirimos una conciencia más plena y hacemos economía emocional y energética, sin dejarnos afectar por discusiones, críticas o juzgamientos contra nosotros mismos y los demás. 

– La fuerza suave y amorosa del Tao nos hace dueños de una escucha activa y un corazón dispuesto a apoyar a quien lo necesite, en la medida de nuestras posibilidades. 

– Entendimos que al cultivar el arte de la meditación y el diálogo interior se logra fortalecer la paciencia y la serenidad para esperar lo inesperado de la vida. 

– Aprendimos a vivir en el eterno presente, aquí y ahora. Agradeciendo y gozando con cada olor, sabor, sonido, tacto y creatividad erótica y placentera que son parte de nuestra naturaleza esencial y afectiva. 

– En mi caso, algunas mujeres que pasaron por mi vida me han dejado maravillosas enseñanzas. Ellas son dadoras de vida, sanadoras del dolor y amorosas protectoras de nuestra alma. Por eso, y mucho más, las honro, respeto y considero mis mejores compañeras de viaje y valiosas maestras de la existencia.

– La aceptación de mis defectos de carácter, habilita los cambios en mis hábitos y conductas que pueden separarme del camino correcto del Tao.   
 

– Finalmente hemos aprendido a vivir con madurez en la línea media de los movimientos pendulares de la vida. Sabemos que podemos estar arriba llenos de felicidad, pero también, descendemos a otros estados de tristeza y ansiedad. De modo que vivir sin exageradas expectativas ante el éxito o el fracaso nos mantiene equilibrados y felices. El Tao es la razón al igual que la sin razón que nos conduce hacia la autenticidad, la salud y la larga vida.

Las enseñanzas del Tao Te Ching

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El maestro Lao Tse, compartió sus pensamientos con todas las personas que sentían la necesidad de un camino que los llevara a encontrar su espiritualidad. 

Esencialmente, compiló sus enseñanzas en un libro llamado el Tao Te Ching, cuya base era aprender a vivir de acuerdo con este sistema filosófico que integra la armonía de todas las cosas del universo. 

Este camino se llama el Tao y, a pesar de muchos intentos por destruir los textos de este libro, ha sobrevivido en el tiempo. 

En esta antología de sabiduría, uno de sus objetivos fue el de ejercer un impacto práctico sobre la teoría política y social del momento. La difusión de estos textos aportaba al pueblo vida, libertad, esperanza, serenidad y felicidad. 

Con el tiempo, llegó a orientar la manera en que actúa una persona y el propósito que dirige el sentido de su vida para seguir el Camino del Cielo, es decir, el Camino de la recta conducta luchando contra los malos hábitos que impiden la paz interior. Inicialmente, esto sólo se lograba, recorriendo el Camino de la naturaleza para conocerse a sí mismo. 

A continuación, algunos extractos del Libro I del Tao Te Ching: 

I

El Tao que puede expresarse con palabras 

no es el Tao eterno. 

El nombre que puede pronunciarse 

no es el nombre eterno. 

La ausencia permanente de deseos

es lo que permite contemplar el gran misterio.

La constante presencia de deseos 

permite contemplar únicamente sus reflejos. 

IV

El Tao es un espacio vacío, 

pero su contenido nunca se agota. 

No sé quien lo engendró, 

Parece anterior a la naturaleza. 

VI 

El espíritu de la fuente nunca muere. 

es llamado también lo femenino misterioso. 

La puerta de lo femenino misterioso 

es el origen del cielo y de la Tierra. 

VIII

La bondad suprema es como el agua. 

El agua sirve a todas las cosas sin combatir con ninguna. 

La profundidad establece la claridad del pensamiento. 

El amor y la bondad fijan el trato con los demás seres. 

La sinceridad precisa la calidad de las palabras. 

IX 

Para poseer y mantener un bien 

es mejor no aferrarse a él. 

Quien de sus riquezas y honores se enorgullece, 

atraerá sobre sí la desgracia. 

¡Retírate una vez terminada tu obra! 

Esta es la ley del Tao del cielo.

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