Se llaman diseñadores sagrados, y están buscando devolverle un aspecto a las oficinas que sienten se ha perdido.

En el principio estuvo el Covid-19, y los días laborales no tenían forma, y los viejos rituales desaparecieron. En la oficina en casa abundaba el caos.

Quienes se sienten a la deriva aún pueden encontrar un propósito, porque ha surgido un nuevo clero corporativo para formalizar la vida laboral remota. Se les conoce con diferentes nombres: consultores rituales, diseñadores sagrados, publicistas centrados en el alma.

Son egresados de escuelas de teología. Su negocio es tomar elementos de la tradición religiosa para aportar riqueza espiritual al mundo empresarial.

Grupos como Sacred Design Lab esperan llevar un significado superior al lugar de trabajo. Foto: Suzanne Tennant.

Grupos como Sacred Design Lab esperan llevar un significado superior al lugar de trabajo. Foto: Suzanne Tennant.

Aquellos que han elegido el camino del consultor de divinidad han fundado agencias —algunas con fines de lucro, otras no— con nombres que suenan similares: Sacred Design Lab, Ritual Design Lab, Ritualist.

Combinan el poco conocido lenguaje de lo sagrado con el lenguaje también poco conocido de la consultoría administrativa para proporcionar a los clientes una gama de servicios con dejos espirituales, como arquitectura, capacitación de empleados y diseño de rituales.

Con los trabajadores digitales atrapados en casa desde marzo, ha surgido una nueva oportunidad. Los patrones están encontrando a sus trabajadores fragmentados e inquietos, y buscan orientación para volver a reunirlos.

Ahora, los consultores sagrados ayudan a introducir nuevos rituales para los días laborales sin forma y tratan de dar a los empleados rutinas que tengan significado.

Ezra Bookman fundó Ritualist el año pasado en Nueva York, que se describe como “una consultoría boutique que transforma empresas y comunidades mediante el arte del ritual”. Ha ideado rituales para empresas pequeñas para eventos como la exitosa conclusión de un proyecto —o, si uno falla, un funeral.

“¿Cómo ayudamos a las personas a procesar el dolor cuando un proyecto fracasa y cómo les ayudamos a seguir adelante?”, expresó Bookman.

La tendencia de los consultores sagrados podría ser liderada por los cofundadores de Sacred Design Lab: Casper ter Kuile, Angie Thurston y Sue Phillips.

Ellos se conocieron en la Escuela de Teología de Harvard en Massachusetts y fundaron su organización sin fines de lucro en 2019. Creen que las instituciones religiosas tradicionales no funcionan y que la cultura corporativa esencialmente no tiene alma.

“El hecho es que las personas se están presentando en el lugar de trabajo con estos grandes déficits personales en lo que respecta al sentido de pertenencia y conexión con el más allá”, indicó Thurston.

El trío de Sacred Design Lab habla sobre la religión organizada como una tecnología para llevar significado.

“La pregunta que hacemos es: ‘¿cómo se traducen las tradiciones antiguas que han dado a las personas acceso a prácticas de creación de significado, pero en un contexto que no se centre en la congregación?’”, expresó Ter Kuile.

La organización sin fines de lucro señala que ha estado pensando en diseños sagrados para empresas como Pinterest, IDEO y la Fundación Obama.

Hay peligros, por supuesto.

Un reto es que muchos trabajadores ya son devotos bajo sus propios términos y no tienen hambre de actividades basadas en el alma en horario laboral.

Thurston citó posibles problemas: mezclar administración y sentimiento y cobrar por la espiritualidad. “Si todo esto se hace bien y un lugar de trabajo se vuelve realmente centrado en el alma, sigue siendo una oficina”, señaló.

Las empresas que contratan consultores rituales pueden pensar que están brindando una prestación a los trabajadores. Sin embargo, los que respaldan el movimiento tienen esperanzas de una revolución más grande.

Los trabajadores recientemente han logrado un éxito moderado en presionar a los patrones para que aborden el racismo sistémico —algunas compañías están invirtiendo en empresas propiedad de personas de raza negra y minorías— y los consultores de diseño sagrado se preguntan si los empleados también podrían empezar a exigir bondad espiritual.

Esta posibilidad es lo que atrajo a Bob Boisture a los consultores de divinidad. Él es director ejecutivo del Fetzer Institute, una fundación sin fines de lucro en Michigan cuya misión es “ayudar a construir los cimientos espirituales para un mundo amoroso” y que ayuda a financiar al Sacred Design Lab.

Boisture espera que el trabajo del grupo permita a la larga que los empleados corporativos expresen quejas y detengan proyectos o prácticas que consideran lucrativos, pero inmorales.

“Hoy prestamos atención a las ganancias de una empresa; la pregunta más profunda es si el negocio ennoblece o degrada la existencia humana”, señaló Boisture.

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