Tlalpujahua, al igual que Angangueo, es un pueblo minero con una historia de más de dos siglos. La Parroquia de San Pedro y San Pablo te darán la bienvenida, mientras que la mina Dos Estrellas te invitará a una experiencia diferente. No puedes irte sin visitar algún taller de esferas de vidrio soplado, no por nada Tlalpujahua es conocido como el lugar de la eterna navidad.

Tlalpujahua es un pequeño pueblo de pasado minero, aferrado a un cerro, superviviente de tragedias y heredero de la tradición más hermosa de la Navidad. En lo alto, la impresionante estampa de la Parroquia de San Pedro y San Pablo contrasta en su esplendor barroco con la sobriedad de San Francisco, el primer convento del pueblo, en su parte baja. En medio, una sucesión de calles empedradas, portales pintorescos, plazas soleadas y fachadas cubiertas de flores.

El pasado minero de Tlalpujahua se intuye en los detalles. En los techos de lata de tantas casas —así se pagaba a los trabajadores—. En las pequeñas capillas donde los mineros se encomendaban a la Virgen para pedir protección. Y, sobre todo, en la infame explanada donde la Torre del Carmen queda como único vestigio de la enorme catástrofe que causó miles de muertes en 1937 y terminó con la minería en la región. La Mina Dos Estrellas te espera para contarte muchas historias de los mineros y fabulosas anécdotas. Podrás conocer cómo laboraban y hacer un viaje en el tiempo entrando al túnel de la mina. Esta visita que te conectará con el pasado y la magia de este pueblo.

Y no te puedes ir sin probar los exquisitos dulces, las conservas y los licores de hierbas tradicionales. ¡Salud en cada trago!

Facebook
Twitter